EL PERSEGUIDOR, la película

 Cortázar en imágenes y sonido

¿Cuando un placer es un hobby y cuándo un vicio? Yo he podido resistir la tentación. Fue leer en Retales de jazz que existía una versión cinematográfica de El perseguidor de Cortázar y me he puesto a buscarla como loco. Como era de imaginar, encontrar en DVD una película argentina estrenada en 1965 es prácticamente imposible, pero gracias a un comentario de Olvido (¡mil gracias!) en el citado blog de Erradizo, me enganché a Clan Sudamérica y ya me he empapado de la película dos veces seguidas.







Se trata de un vídeo de muy mala calidad, incluso tiene cortes (posiblemente pasó de celuloide a un disco duro), pero cuando estás viendo algo que te interesa estas cosas no tienen importancia, es más, todo el ruido (en la fotografía y en el sonido) le dan un toque gastado, como de clásico, aunque sea nuevo para mí. Es como cuando te compras un libro de segunda mano, algo ajado por el uso, y sabes que ha vivido otras vidas y que tiene que ser bueno porque alguien lo ha leído muchas veces antes...

La cinta está dirigida por Osías Wilensky y escrita por Ulyses Petit en base al cuento de Cortázar y, como en el cuento, la acción aparece fragmentada, sincopada como a ritmo de jazz, fingiendo improvisación, como un collage de la personalidad del músico, aquí interpretado por Sergio Renán. La diferencia fundamental entre la cinta y el cuento es la misma que hay entre la Argentina de los 60 y el París cosmopolita que vivió Cortázar. Puede que esto sea lo peor. Lo mejor de la película (como en el cuento) es la relación entre Johnny (aquí Juan) y el crítico (Bruno), la forma narrativa ideal para comprender la personalidad del músico, sus problemas y su forma de tocar. Nunca soy demasiado partidario de las adaptaciones cinematográficas de libros, pero cuando se trata de jazz siempre es de agradecer que pongan música a las palabras, imágenes a las sesiones de grabación y a esos pequeños clubs (que siempre son el mejor lugar para oír jazz).

Aquí la música está compuesta por Rubén Barbieri, e interpretada por un incipiente Gato Barbieri que hace el saxo que el protagonista toca. Al que sí vemos en la pantalla es a Chico Novarro en la batería. Sólo aparece en la película un tema de Bird: "Wee", escrito por Denzil Best e interpretado por Charlie Parker. Se oye en la escena en que Johnny escucha este disco con la cabeza metida en el tocadiscos. Aparte del tema "Wee", no aparece la música de Charlie Parker en la película, ni siquiera esa dedicatoria del cuento (In memoriam Ch.P.), quizás porque no interesaba, porque en Argentina como en muchos otros lugares no era Bird tan popular ni tan conocido en los años 60. Cortázar alabó esta decisión de poner música original, de rodar una obra de arte independiente de su cuento, del mismo modo que él escribió una historia "distinta" pero basada en la historia de Bird. 

En La vuelta a Julio Cortázar en 80 preguntas, entrevista por Hugo Guerrero Marthineit, el escritor alaba la idea de poner música original a la película: "En esa película me gustó mucho la banda sonora. Entonces yo no sabía que el que tocaba era el Gato Barbieri, porque el Gato no tenía en aquel momento la justa fama que consiguió después. Yo sabía que había dos hermanos Barbieri, que uno había hecho los temas y el otro, los había tocado, pero no los conocía. Cuando vi la película, la música me impresionó, porque yo me estaba temiendo que se hiciese un simple pastiche de Charlie Parker. Puesto que el personaje, en alguna medida, encarnaba a Charlie Parker, los Barbieri tuvieron la extraordinaria habilidad y la honestidad de hacer una música muy original y que, al mismo tiempo, tenía un estilo. Era un homenaje, pero no un pastiche."
 
Hay un documento sonoro muy interesante (aunque breve) que recoge la opinión del propio Cortázar sobre la película:



La película, como dice uno de mis amigos americanos, es un must have, hay que tenerla. No negaré que a pesar de las imágenes y de la banda sonora, el cuento es más intenso, mucho más intenso, pero hay que verla.