Gillespiana

Lalo Schifrin (jamás he sabido pronunciar este apellido) es uno de los muchos ejemplos de jazzmen formados a partir de la música clásica. Pianista desde los seis años, fue su paso por París (y su conservatorio) lo que le llevó al mundo del jazz, haciendo sus pinitos en los clubs de la capital francesa, de donde volvió a su Argentina natal para formar una orquesta de jazz.

Lo que aquí nos traigo es su admiración hacia Dizzy Gillespie, para quien compuso entre 1956 y 1958 una suite que llamó Gillespiana. Dizzy y Lalo se habían conocido en 1956, y cuentan que el primero se quedó admirado con la forma de componer del argentino, proponiéndole que escribiera algo para él. Lalo le propuso esta suite en cinco movimientos. Según cuenta nuestro amigo Carlos en su blog, Lalo Schifrin fue a casa de Dizzy con los bocetos de esta suite y los tocó al piano. Diz preguntó cómo iba a orquestarla y Lalo contestó: “Escucho un quinteto... además de toda una banda de metales..."

Y así es como suena. Dizzy grabó esta suite en noviembre de 1960. Lalo Schifrin, que contaba 28 años, se había convertido ya en pianista y director musical del quinteto de Dizzy Gillespie. Luego, la fama, las ofertas para componer bandas sonoras (quizás su faceta más conocida) como Misión: Imposible o, ya en los 70, Harry el sucio.

La suite es un homenaje de Schifrin a toda la obra de Dizzy, repasando todos los estilos que lo inspiraron en sus cinco suites (jazz, blues, música latina, cubana, africana...), orquestado de una manera apasionante y viva, derrochando intensidad y capaz de hacer a cualquier profano devoto de Dizzy Gillespie. Sí, oyéndola uno tiene que levantarse, ir a la discoteca, rebuscar entre los discos de Dizzy, repasar los estilos, volver a amarlo desde sus inicios hasta el bop y de ahí hasta su International All Stars Band.

Este disco, grabado el 30 de noviembre de 1996 en el Philarmonic Hall de Colonia, la orquesta, dirigida por Lalo Schifrin con unos arreglos soberbios, está compuesta por luminarias como Paquito D’Rivera (que fue en su momento director de la United Nations Orquesta de Dizzy) al saxo alto, entre una fabulosa sección de metal de 20 músicos, con John Faddiss como solista, además de contar con Milan Lulic a la guitarra, John Goldsby al bajo, John Riley a la batería y nada más y nada menos que Alex Acuña y Marcio Doctor dando ese toque de percusión latina tan “gillespiano”.

Una joya inevitable.
Por supuesto, existe una grabación (¡única, genial!) de 1961 con la mismísima orquesta de Dizzy Gillespie, que se editó en un LP doble junto con un concierto en el Carnegie Hall, pero esta grabación de Lalo Schifrin y orquesta no se queda atrás ni en calidad ni en sentimiento.