ENEBRAL SUNSET FEELING

Electrónica versus Jazz

Escuchando el nuevo disco de Matrioska, con los ojos cerrados y la mente divagando por la puesta de sol que anuncia la portada, me pregunto hasta qué punto el nu jazz (etiqueta tan aleatoria como todas), hasta qué punto, me planteo, la electrónica en el nu jazz anula el jazz o le confiere esa nueva dimensión que todas las demás fusiones (anteriores) han aportado a la música de Nueva Orleáns.



El trompetista Carlos Garrido y el guitarrista/DJ Víctor Bañuls presentan en su nuevo Enebral Sunset Feeling una colección de temas muy ambientales, con ritmos electrónicos, sincopados pero mecánicos, en los que sobresalen otras fusiones. La fundamental y la que más me gusta personalmente es el uso de la sordina, que recuerda siempre a Miles, quien llevó la Harmon al estatus de icono. Su uso en "Quisiera" es rabiosamente jazzístico, descaradamente Miles. El flamenco también está presente en algunos temas ("Ensueño", "Agua clara"), inspiración de raíz, ya que el grupo se ha formado en Huelva y el título (toca aquí la aclaración) del álbum hace alusión a una playa virgen llamada de los Enebrales, referencia que nos lleva de nuevo a la electrónica, ya que el estilo del grupo recuerda por momentos aquel invento del Café del Mar, que se puso de moda y donde cientos de personas se reunían cada tarde para ver un atardecer en la playa pagando un astronómico precio por una copa. Los atardeceres atlánticos del Paraje Natural de Los Enebrales (ver ubicación) nada tienen que envidiar a los citados, y la música de Matrioska, rítmica pero pausada, con momentos de divagación que van del Miles de Ascensor para el cadalso (Fontana, 1958) o el más tacaño de Dingo (Warner, 1991) hasta reminiscencias más modernas como el Saint Germain de Ludovic Navarre cuando interviene a la flauta Moisés Toscano ("Poniente", "Momento"...). Muy interesante también el blues atmosférico de la guitarra en "Agua clara" y su original diálogo con el flamenco.

El álbum termina con "Enebral", con sonidos de olas acariciando la orilla, con un Carlos Garrido brillante (y sin sordina), con una maravillosa melodía de balada milesiana y con un ritmo electrónico que le hace a uno preguntarse si Miles Davis, escuchados los últimos trabajos de su carrera, no se hubiera atrevido con el acid jazz si lo hubiera conocido.


En directo, Matrioska suena distinto (como todo el jazz) y suele cambiar de formación. La última vez que los he visto era un lugar más alejado de la playa, el Teatro Felipe Godínez de Moguer, durante la presentación de la expo itinerante de fotografías que celebra los 10 años del Festival Jazzolontia. En esta ocasión, la formación era: guitarra/DJ, dos trompetas y violonchelo, un line up tan original como placentero al oído, aun cuando la improvisación pareciera limitada por los ritmos pregrabados. 

En definitiva, sigo sin saber si la electrónica en el nu jazz anula o complementa el poder rítmico y armónico del jazz, o si estas fusiones (dub, ambient, flamenco...) pueden denominarse siquiera jazz, pero lo cierto es que el disco es hipnótico y en directo la mezcla gana.



De regalo, este temazo donde Matrioska samplea a Julio Cortázar con su "Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj". Aquí se pueden notar claramente las influencias de la sordina Harmon de Miles Davis cuando toca Garrido:

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* Web: http://matrioska.club